Las abejas utilizan el polen y el néctar de las flores para alimentarse o para producir miel, por lo que a la misma vez que se alimentan y recolectan polen también transfieren semillas.
Hay un tipo de abeja, llamada solitaria, ésta coge el polen de algunas plantas específicas y exóticas, por lo que la supervivencia de esta flor depende de ellas.
Viendo lo importantes que son las abejas, tienen un papel fundamental en la biodiversidad del cultivo y en la agricultura, hay estudios que afirman que un tercio de la alimentación que consumimos diariamente es producto de la polinización de abejas.

Varios son los factores que han contribuido al declive de las abejas. Las prácticas de la agricultura industrializada están llevando a cabo la pérdida de hábitats de las abejas y, a largo plazo, contribuyen al cambio climático. Para poder asegurar la supervivencia de las abejas, y otros polinizadores, se deberían tomar medidas políticas enfocadas a los sistemas de cultivo.
Solo en Europa, el declive de las abejas supera el 25%, mientras que en Estados Unidos un tercio de ellas se ven afectadas.
Con la desaparición de la especie se reducirá la diversidad de alimentos y desaparecerían el 60% de frutas y hortalizas, además de unas 25000 especies de plantas y flores.
 

Productos derivados de las abejas:

 

La miel, el principal producto de las abejas, es una importante fuente de energía y de vitaminas B, C, D y E, también tiene propiedades antisépticas y antibióticas.
El polen, otro derivado de las abejas, utilizado como complemento nutricional.
La cera, la usan para construir panales sobre los cuales la reina deposita los huevos y donde las abejas almacenan la miel y el polen. Los seres humanos lo utilizamos para hacer velas, aceites, crayolas, artesanías en general y en productos de belleza y tratamientos terapéuticos.
La jalea real, es una sustancia que las abejas jóvenes segregan, es rica en vitamina B y también se usa para mascarillas, pastillas para la circulación y cremas.